Ayer llegue a mi casa a las cinco y treinta de la tarde, lo primero que hice fue reunir mi ropa sucia y contarla para llevarla a la lavandería: lavado y secado dieciséis piezas por cuatro dolares.... cuando regrese me senté un memento a ver televisión (solo logro ver el ocho, diez, doce y veintitrés; la divinidad no permite que vea tcs) y me puse a pensar que cocinaría para almorzar el día de hoy... pensé: ¡pollo y ensalada!. Comencé a cocinar como a las seis treinta y termine como a las siete veinticinco; luego llego la dueña de mi vida (lo digo de forma literal), le ofrecí un pedazo de pollo del que había cocinado mientras terminaba un coctel de frutas (bueno solo kiwi, manzana y fresas). Le serví una taza de leche y unos panes con queso y crema, ya que declino el pollo y dijo que mejor se lo dejaba para comer hoy en el trabajo (en San Vicente, otro motivo por el cual vivimos en la odiosa San Salvador). Vimos las noticias, hasta donde soportamos porque solo hablaban del engendro ganador de la Alcaldía de el Gran San Salvador, y como a las ocho y treinta nos fuimos a la cama a leer; ella leía a ágata cristie y yo a Jhon Katsenbach (creo que así se escriben los nombres). Y a las nueve treinta o cuarenticinco apagamos la luz y nos dormimos para levantarnos hoy a las cinco de la mañana y dejar el hogar treinta minutos más tarde.
Esa es la rutina diaria en la casa, creo que me han programado para ella y yo ni cuenta me he dado, supongo que toda la gente aquí en la capital hace lo mismo todos los días, y eso explicaría como es posible que Norman Quijano (alias el capitan NormanMerica o Norma la llorona) ganara la alcaldía.
Hoy no cocino, mejor toco guitarra y comemos cereal cuando llegue la Jefa mientras cantamos playa girón...
Hasta la victoria siempre (como dijo Filiberto Ojeda Ríos)
martes, 20 de enero de 2009
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