viernes, 8 de mayo de 2009

Tarde de incapacidad etilica



Desde hace un par de días se desato un clamor por la seguridad de todos los ciudadanos Salvadoreños, y mundiales en general, acerca de la gripe porcina, ahora conocida como A H1N1, y que ha puesto en alerta a las autoridades del país. Con esta alerta te dan tarjeta verde, te mandan a casa a que te guardes y no vallas a contagiar a tus compañeros laborales, si tenes dos de los varios síntomas de la enfermedad el doctor inmediatamente te redacta el papelito de salida para que se lo des a tu jefe y te retires.

Pues bien, eso fue lo que me sucedió a mi ayer. Como a eso de las 9 de la mañana me dirigía hacia la clínica que hay en mi lugar de trabajo porque me sentía algo mal, un tanto elevada la temperatura, dolor de músculos y ardor de garganta. Luego de una breve charla con la Doctora (muy guapa por cierto), a unos dos metros de distancia según ella para no contagiarse, me dijo que me pasara a la camilla que me revisaría más a fondo, supongo que para descartar el fraude de un trabajador que desea irse a la casa con la excusa de la A H1N1, y comprobó lo ya mencionado. Tenia la temperatura en 39 °C y las amígdalas inflamadas y con secreciones. Al cabo de unos tres minutos de hacer papeleo me dijo que me fuera a mi casa a descansar ese día y el siguiente, que regresara el lunes a trabajar. Ni lente ni perezoso fui a mi escritorio a apagar la computadora y guardar mis "tiliches" y salir huyendo de ahí, todo bien llegue a mi casa como a las 11, con una hamburguesa en una bolsa lista para ser mi almuerzo (por 0.99 gracias a BIGGEST) y me cambie. La mitad del día que faltaba transcurrió tranquilo, despacio, con música y sueño. Con esto llegamos al HOY, me levante a las 6:30 a.m. y me puse a realizar cualquier tontería, vi una película, platique con un amigo por el MSN y lave la poca ropa que teníamos sucia. Pues bien, a medio día fui a traer a mi sobrina que disque quería estar aquí el fin de semana, me tope con que otra tía, por parte de otra familia, estaba en el hospital y ni modo de regreso yo solo, pase a un centro comercial por un café, que no logre tomarme, y luego me dirigí de regreso a casa, en el camino empezó el deseo de ir a un bar, pero a las dos de la tarde no es muy probable que a los que deseara ir estuvieran abiertos; así que deseche la idea, pero mi deseo de cerveza no desapareció. Justo llegando cerca de la casa vi una gasolinera y ¡chaz!, cruzo de forma brusca porque mi deseo me logro dominar. Compro un SixPack de Pilsener unas chucherías y me voy a la casa... desde entonces estoy en esas, bebiéndole las cervezas, leyendo el periódico y comiendome las chucherías. Ya van cinco cervezas y queda una, y mi cuerpo lo único que dice es que por la noche saldré a esparcir mi infección de garganta a todo el que me cruce en el camino porque hoy es un viernes de incapacidad etílica y pienso aprovecharlo hasta que el ultimo segundo del día...... Salud!!!