Ayer un hada verde vino volando hacia mi, y me susurro al oído: "¿Sabes cómo está tu amigo Leamun?" Luego pensé para mi: -pues no, la verdad no-
Me levante y me fui a casa de Leamun. Luego de una hora de camino llegue ahí y me encontré con algo insólito. La hermosa casa que algún día estuvo adornada con narcisos, rosas y geranios y rodeada por un hermoso pasto verde, y descansaba justo a un lado de un pequeño baobab lleno de diminutas casas; donde vivían familias enteras de hermosas hadas de colores brillantes que al volar dejaban una cola brillante de polvo dorado el cual se disipaba poco a poco y que ahora se había transformado en un lugar lleno de maleza, con las flores marchitas y el pasto seco, con una sed interminable. Las hadas lloraban inconsolables y perdieron el brillo de su color por la tristeza que las embargaba. El baobab estaba cabizbajo, taciturno, se diría que era una persona que extrañaba a su ser amado. Me acerque a las hadas y les pregunte por mi amigo, ellas me respondieron que ya o estaba allí que unos trasgos lo engañaron y lo llevaron a las cuevas del olvido, dijeron que Leamun pidió ayuda, pero nadie lo escuchaba, por muchos días se alcanzo a oír el eco de su voz de auxilio pero nada, luego -dijeron- esperamos que algún amigo viniera, para contarle y que lo fueran a rescatar; pero nadie vino. Hoy, siguieron diciendo, no sabemos si aún está ahí o se lo llevaron al abismo de la desesperanza..... Cuando terminaron con la historia un revoloteo de angustia me vino desde el estomago hasta la garganta, y sentí como mi corazón se aceleraba junto con mi respiración inconstante y alterada.
Pensé para mí -¿cómo puede ser posible que sucediera esto sin que me diera cuenta, dónde está Leamun, qué ha sido de el, por qué se lo llevaron-. Mientras estos pensamientos atravesaban mi cabeza yo había empezado a caminar sin rumbo fijo ni conciencia de lo que hacía. Cuando me di cuenta iba rumbo a las cuevas del olvido, me detuve de golpe y dije en voz alta "y qué carajo estoy haciendo, para dónde voy, si la culpa no es mía yo no tengo nada que ver en esto". Baje la cabeza, pensativo, y junto a mi un pequeño panda rojo me vio directamente a los ojos y me dijo -claro que tiene que ver, o ¿no es tu amigo acaso? -hizo un larga pausa mientras su mirada penetrante invadía mi corazón y a la vez me llenaba de coraje, luego prosiguió- ¿Y tú crees que podrías dormir bien por el resto de tu corta vida si no haces nada al respecto?; si los amigos se abandonan entre ellos no habría más esperanza en está tierra-, sin decir una sola palabra levante mi cabeza, vi hacia adelante y dí el primer paso, con una seguridad que jamas antes había sentido al emprender un viaje o una tarea, iba a buscar a Leamun y llevarlo de regreso hasta su ahora triste hogar, para que recobre la vida que algún día tuvo. Junto a mí una pequeña hada de un hermoso color verde revoloteaba alegre y dejaba una estela dorada tan brillante como el sol mismo y el pequeño panda rojo caminaba con paso decidido, más que el mío quizá, hacia la búsqueda de mi amigo
Me levante y me fui a casa de Leamun. Luego de una hora de camino llegue ahí y me encontré con algo insólito. La hermosa casa que algún día estuvo adornada con narcisos, rosas y geranios y rodeada por un hermoso pasto verde, y descansaba justo a un lado de un pequeño baobab lleno de diminutas casas; donde vivían familias enteras de hermosas hadas de colores brillantes que al volar dejaban una cola brillante de polvo dorado el cual se disipaba poco a poco y que ahora se había transformado en un lugar lleno de maleza, con las flores marchitas y el pasto seco, con una sed interminable. Las hadas lloraban inconsolables y perdieron el brillo de su color por la tristeza que las embargaba. El baobab estaba cabizbajo, taciturno, se diría que era una persona que extrañaba a su ser amado. Me acerque a las hadas y les pregunte por mi amigo, ellas me respondieron que ya o estaba allí que unos trasgos lo engañaron y lo llevaron a las cuevas del olvido, dijeron que Leamun pidió ayuda, pero nadie lo escuchaba, por muchos días se alcanzo a oír el eco de su voz de auxilio pero nada, luego -dijeron- esperamos que algún amigo viniera, para contarle y que lo fueran a rescatar; pero nadie vino. Hoy, siguieron diciendo, no sabemos si aún está ahí o se lo llevaron al abismo de la desesperanza..... Cuando terminaron con la historia un revoloteo de angustia me vino desde el estomago hasta la garganta, y sentí como mi corazón se aceleraba junto con mi respiración inconstante y alterada.
Pensé para mí -¿cómo puede ser posible que sucediera esto sin que me diera cuenta, dónde está Leamun, qué ha sido de el, por qué se lo llevaron-. Mientras estos pensamientos atravesaban mi cabeza yo había empezado a caminar sin rumbo fijo ni conciencia de lo que hacía. Cuando me di cuenta iba rumbo a las cuevas del olvido, me detuve de golpe y dije en voz alta "y qué carajo estoy haciendo, para dónde voy, si la culpa no es mía yo no tengo nada que ver en esto". Baje la cabeza, pensativo, y junto a mi un pequeño panda rojo me vio directamente a los ojos y me dijo -claro que tiene que ver, o ¿no es tu amigo acaso? -hizo un larga pausa mientras su mirada penetrante invadía mi corazón y a la vez me llenaba de coraje, luego prosiguió- ¿Y tú crees que podrías dormir bien por el resto de tu corta vida si no haces nada al respecto?; si los amigos se abandonan entre ellos no habría más esperanza en está tierra-, sin decir una sola palabra levante mi cabeza, vi hacia adelante y dí el primer paso, con una seguridad que jamas antes había sentido al emprender un viaje o una tarea, iba a buscar a Leamun y llevarlo de regreso hasta su ahora triste hogar, para que recobre la vida que algún día tuvo. Junto a mí una pequeña hada de un hermoso color verde revoloteaba alegre y dejaba una estela dorada tan brillante como el sol mismo y el pequeño panda rojo caminaba con paso decidido, más que el mío quizá, hacia la búsqueda de mi amigo